El 2 de enero de 2020 decidí empezar a grabar diariamente durante un año, la idea era registrar todos los días unos segundos de mi realidad; la finalidad, volver a estar tras el lente y afilar la mirada, fijar en la memoria el día a día con una cámara casera y terminar el ejercicio el 2 de enero de 2021.
El 19 de marzo de ese año entramos en confinamiento por la alerta COVID-19, algo inesperado que nos llevó a cambiar de rutinas y a modificar la forma de encontrarnos, nos obligó a quedarnos en casa y a mi me obligó a grabar únicamente en ese entorno, día tras día registré unos minutos del acontecer familiar, la ventana, la calle, las flores del patio, el espejo; en otras ocasiones la cámara se convirtió en un juguete para mis hijos que registraron su cotidianidad en días de encierro.
En abril, ante la incertidumbre del futuro cercano, propuse a mis padres, hermanos, tíos y primos hacer un registro audiovisual familiar de confinamiento y compartir videos de su día a día, sugerí también video cartas, mensajes, testimonios... es así como con sus celulares filmaron y me enviaron imágenes y sonidos que muestran una época particular. Como parte del ejercicio documental seleccioné y edité ese material buscando que ese archivo familiar de pandemia sumado a mi registro personal den cuenta de un año que nos pone a prueba y que nos exige mirar hacia adentro.
Realización:
Carlos Cordero - 2020 / 2021
